El estudio se realizó de la siguiente manera: los investigadores tomaron a un grupo de 22 jóvenes y, en ocasiones, los sentaron en una silla cómoda por una hora. Otras veces, la hora trascurría jugando videojuegos. Hasta ahí, todo era normal, excepto que después del juego, los jóvenes optaron por comer un promedio de 80 calorías más en el almuerzo.
El autor de la publicación, el doctor Jean-Philippe Chaput, quinesiólogo del Hospital Infantil de Ontario del Este, dijo que “es un escenario peor que el de la actividad sedentaria, porque sí, jugamos y quemamos calorías, pero también comemos más”. Asimismo, señaló que, aunque las 80 calorías extra pueden sonar a poco, no es así. El ejemplo dado fue con una manzana extra al día, que significa 50 calorías más. Eso se traduce en 28 kilos extra en 10 años.
Según el estudio, después del juego se busca algún tipo de recompensa comestible, a pesar que los estudios en sangre de los jóvenes no reflejaban que las hormonas relacionadas con el apetito se hubiesen elevado. Es decir, el bocadillo (que regularmente es grasoso o poco nutritivo), es requerido a pesar de no tener hambre realmente. La investigación extiende este tipo de comportamiento hacia los usuarios de computadora y los televidentes.
El doctor Chaput añadió que no es la falta de actividad física lo que hace que la gente suba de peso, sino la constante ingesta de alimentos. Así que a cerrar la boca mientras soltamos balazos en la consola.
Link Study: Video Games Make You Eat More (Gizmodo)
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