Mozilla acaba de anunciar la planificación de Firefox 4, la nueva vuelta de tuerca del navegador decente más usado en el mundo. La versión final se prevé para este mismo noviembre, con todo el verano sacando betas sin parar cada dos semanas. Tiempo muy justo para conseguir lo que se proponen: interfaz completamente nueva, más velocidad y nuevas funcionalidades que implican cambios importantes en la estructura interna.
La interfaz de usuario va a ser la protagonista de esta versión: no quieren centrarse tanto en la velocidad del motor interno como en la velocidad en la que tardan las acciones del usuario en completarse. Parece que se han dado cuenta que el problema de Firefox es la sensación de pesadez que transmite. Uno de los primeros pasos es minimizar el número de elementos de la interfaz, dejando más sitio al contenido web, y siguiendo el razonamiento de que interfaces más simples parecen más rápidas.
Otra novedad anticipada son las pestañas de aplicaciones web, que se tratan de manera diferente a las pestañas normales. Como ya sabíamos, estas pestañas se encuentran minimizadas a la izquierda de la barra, y cuando las abrimos no tendremos la barra de navegación, porque lo más probable es que no la necesitemos.
Sobre las extensiones, ahora ya no hará falta reiniciar el navegador al instalarlas. Para la versión 3.6.4 que saldrá este mes, ya tendremos los plugins como Flash usando procesos externos a Firefox, y para la 4 las extensiones de Jetpack también van a ser procesos externos, tras repensarlas desde cero. Finalmente, el gestor de extensiones se renueva especialmente, como ya te comentamos.
Personalmente, me parece una planificación no ya agresiva, sino imposible de cumplir por parte de Mozilla. Ya lo hicieron con Firefox 3, con Firefox 3.1 (luego llamado 3.5), con Firefox 3.6 y lo van a volver a hacer con Firefox 4. Hasta 2011 no creo que veamos la versión final de Firefox 4, y estoy seguro de que muchas de estas funcionalidades prometidas se van a caer de la planificación y se pospondrán para el futuro.
¿Lograrán ponerse otra vez a la cabeza o se quedarán por el camino?